Censo al menudeo y a la carta

En el país aún no se entiende, o no se quiere entender, que un organismo estadístico debe ser autónomo e independiente.

Mis habituales lectores, que son en su mayoría amigos funcionarios y exfuncionarios de los diversos organismos del sector público nacional y la docencia universitaria en los cuales he desarrollado mis actividades, se habrán percatado de los esfuerzos de divulgación que en esta columna se han realizado sobre un tema que el autor Carlyle llamó “la ciencia lúgubre”.

Existe en quien esto escribe un compromiso moral e intelectual derivado de la gran vocación por el servicio público que nos fuera inculcada por el gran benefactor de la estadística nacional: Carlos Lleras Restrepo, con el mejor intérprete de sus ideas: Ernesto Rojas Morales. Por ello, algunos piensan que podemos ser monotemáticos al ocuparnos mucho de la información y la estadística, pero es que este es un campo del desarrollo institucional en el que no se advierte, en la actualidad, un liderazgo sólido con orientaciones claras para el mediano y largo plazos, sino el aprovechamiento burocrático coyuntural de la figuración complaciente hacia el gobierno de turno.

No se entiende, o no se quiere entender, que un organismo estadístico debe ser autónomo e independiente, pues su principal misión es responderle a la sociedad por la medición objetiva de los resultados de la gestión económica y social de los gobernantes. Por ello, no dejan de causar asombro cuando la labor estadística se manipula y maltrata, para intentar demostrar ciertos avances en un contexto de lisonjas y pleitesías que parecen destinadas a encubrir las debilidades de una gestión.

De lo anterior pueden dar fe otros analistas como Salomón Kalmanovitz que, en su columna de ‘El Espectador’ [1], escribió lo siguiente: “No ayuda a la credibilidad del Gobierno que el director del Dane entregue informes desde la Casa de Nariño, o que sea el propio presidente el que dé a conocer una investigación del instituto con los alentadores resultados sobre una clase media supuestamente consolidada. La verdad es que todos enfrentamos una inflación creciente y una gran pérdida de poder adquisitivo sobre bienes importados, como cereales, electrodomésticos, celulares, motos y carros. Tampoco ayuda ignorar la realidad del ciclo recesivo en que entramos, argumentando que nos va menos mal que a los vecinos. Consuelo de muchos…”.

Por su parte, Aurelio Suárez Montoya [2] sostuvo que “no habla bien de los gobiernos asaltar a la opinión con astucias técnicas para recibir palmas de la galería”, refiriéndose a los primeros resultados publicados por el Dane del Censo Nacional Agropecuario, del cual se desprendería una mejora substantiva del llamado Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), sobre cuyos componente y resultados hace una crítica de fondo.

Al respecto, lo que a este columnista le llama la atención es que habiendo el Dane publicado unas cuatro o cinco variables totales como avances del Censo, se haya atrevido a publicar ese IPM por cuanto esa no es una variable que se desprenda directamente del formulario censal sino que es un indicador agregado o sintético calculado con base en “diez indicadores repartidos en tres dimensiones –educación, salud y estándar de vida– cada una con una participación del 33 por ciento”.[3]

La pregunta es: ¿si dicho índice se calculó en la forma atrás indicada, por qué el Dane no publicó simultáneamente las variables censales que sustentan dicho cálculo?

¿No será que, por querer mostrar un resultado que justificara la presencia del Presidente de la República en dicha presentación, se incurrió en un “pecado estadístico” de mezclar indicadores procedentes de diversas fuentes?

¿Convocó el Dane una reunión previa del Comité Técnico Consultivo o en su defecto a la Junta Nacional del Censo Agropecuario, para discutir tanto los primeros hallazgos censales como la forma atípica de publicación al menudeo de los primeros resultados?

¿Por qué el Dane no ha programado una reunión de discusión de tales resultados y de la metodología de divulgación adoptada con sectores académicos y gremiales?

¿No resulta curioso que a ninguno de los congresistas actuales se le haya ocurrido citar al director del Dane para que le explique el país todos estos asuntos sobre los cuales nos hemos referido algunos columnistas de opinión?

[1] 'Los estertores de la prosperidad', El Espectador, Septiembre 20 de 2015.
[2] 'Pobreza multidimensional y pobreza monetaria', El Tiempo, agosto 26 de 2015.
[3] ídem Aurelio Suárez Montoya.

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