Colombia, envenenada por el mercurio

La mayor concentración de mercurio en el mundo se encuentra en la región minera de Segovia y pueblos vecinos, en Antioquia.

Estos son algunos inventos que en su momento cambiaron definitivamente los rumbos de la humanidad: la imprenta, la radio, la aviación, la energía atómica y nuclear, la televisión y hoy quizás el más espectacular de todos, los computadores y los teléfonos celulares, con todas sus aplicaciones. Nada parece detener el ingenio del ser humano, casi siempre para bien y no pocas veces para mal.

Ahora aparece una ciencia que marcará todavía más profundamente la vida de los humanos: la nanociencia y su brazo ejecutor, la nanotecnología. Esta ciencia se ocupa del estudio de los objetos cuyo tamaño es desde cientos a décimas de nanómetros. Un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro. Y esta ciencia se ocupa de esos nanómetros, de esas ‘pequeñeces’. Las grandes potencias del mundo se han dado cuenta de la vital importancia de la nanotecnología y están invirtiendo billones de dólares y de euros en su implementación. La vida del ser humano cambiará definitivamente y ya comienza a cambiar con el alcance de esta ciencia que revolucionará todo el acontecer humano, desde la tecnología, la alimentación, la salud y la vida diaria en sus más nimios detalles.

La Red Colombiana de Nanociencia y Nanotecnología, preocupada por el futuro y la salud de los colombianos, “le metió la mano” al macabro (esa es la palabra) problema del mercurio en los ríos, la atmósfera y los seres humanos. Y ellos, que mejor que nadie detectan las ‘pequeñeces’, han alzado su grito poderoso y dolorido sobre este fenómeno que es tan funesto o peor que la deforestación, la guerrilla y el comercio de los estupefacientes.

Édgar González, José Luis Marrugo y Vladimir Martínez, de la Red antes citada, acaban de editar un libro titulado El problema de contaminación por mercurio, del cual tomo algunos datos completados con los que se dieron a conocer en el foro la Red, que organizó la Universidad Tecnológica de Bolívar, foro al que asistí. En el país los mineros ilegales son miles y están regados prácticamente por toda la geografía, pues tenemos oro “en todas partes”. Utilizan el mercurio para sacar el oro de las rocas. Se forma una amalgama y a esta se la debe calentar o ‘quemar’ para que el mercurio se evapore y quede libre el oro. Los primeros perjudicados son los ‘quemadores de la amalgama’, pues respiran el mercurio, que es un veneno letal.

De la atmósfera el mercurio cae a los ríos y fuentes de agua donde por la acción de unas bacterias (me sigo informando por el libro citado) se forma un compuesto llamado metilmercurio, que es todavía más peligroso. Todos los habitantes que consumen peces de esos ríos se contaminan; se han encontrado en los cabellos de las personas dosis de mercurio hasta 20 veces superiores a las permitidas. Las madres transmiten enfermedades a sus hijos y peligra también la concepción; para la etnias de la selva el problema es todavía más grave, pues contribuye a su extinción. La mayor concentración de mercurio en el mundo se encuentra en la región minera de Segovia y pueblos vecinos en Antioquia. Las organizaciones académicas y la industria deben ayudar al Gobierno a resolver el problema.

Lo más triste de todo este endiablado asunto es que la mayor parte del oro extraído en el mundo se emplea en joyería. O sea que la estúpida vanidad de los seres humanos está matando a millones de hombres, sobre todo en los países llamados ‘en vías de desarrollo’ como Colombia. Es deber imperativo del Estado colombiano el solucionar este problema.

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