El polilogismo marxista y el poder de la inofensividad de buda

Sutra 4: Sólo el amor disipa el odio.

En este mundo el odio nunca ha disipado al odio. Sólo el amor disipa al odio. Esta es la ley, ancestral e inagotable. (Budha).

Sutra 11: Palabras huecas

Mejor que mil palabras huecas es una palabra que aporta paz. (Budha).

Los 53 Sutras de Sidharta Gautama Buda | Historias de un practicante…

Con 53 sutras Gautama Buda resumió su sabiduría en el Dhammapada. Los sutras, como el Sermón de la Montaña, deben ser leídos, sentidos, vividos, internalizados para adoptar un comportamiento diario y afrontar, en este momento crítico de la humanidad, una relatividad desorientadora. Ese escenario político ilustra la condición de un conocimiento no iluminado que se debe asumir con el poder de la claridad del corazón de Cristo y el Buda, (la esencia del Ser en cada persona) mediante el Amor y la Inofensividad. Siguiendo esa enseñanza le escribía León Tolstoi a Gandhi:

“Cuanto más vivo -y sobre todo ahora que siento con claridad la proximidad de la muerte-, más fuerte es la necesidad de manifestarme sobre lo referente a lo que más vivamente interesa a mi corazón y sobre lo que me parece de una importancia inaudita. Es, a saber: que lo que se llama no resistencia resulta ser, a fin de cuentas, la enseñanza de la ley del amor, no deformada todavía por interpretaciones mentirosas. El amor o, en otros términos, la aspiración de las almas a la comunión humana y a la solidaridad, representa la Ley Superior y única de la vida. Y eso cada uno lo sabe y lo siente en lo profundo de su corazón (nosotros lo vemos muy claramente en el niño); lo sabe todo el tiempo en que permanece fuera del engaño, de la trama de la mentira, del pensamiento del mundo. Esta ley ha sido promulgada por todos los sabios de la humanidad: indios, chinos, hebreos, griegos y romanos. Ella ha sido, yo creo, expresada lo más claramente por Cristo, que ha dicho en términos exactos que esta ley contiene toda la ley y todos los profetas. Pero hay más: previendo las deformaciones que amenazan dicha ley, ha denunciado expresamente el peligro de que sea desnaturalizada por las gentes cuya vida está entregada a los intereses materiales. Tal peligro radica en que se creen autorizados a defender sus intereses por la violencia, o según su expresión, a devolver golpe por golpe, a recuperar por la fuerza lo que ha sido arrebatado por la fuerza, etc. Él sabía (como lo sabe todo hombre razonable) que el empleo de la violencia es incompatible con el amor, que es la más elevada ley de la vida. Sabía que en cuanto se admitiese la violencia en un solo caso, la ley estaba, de hecho, abolida. Toda la civilización cristiana, tan brillante en apariencia, ha creado este equívoco y esta extraña contradicción flagrante, en algunos casos deliberada, pero más a menudo inconsciente.” Y meditando entonces a Tolstoi, en relación con nuestro Plebiscito sobre los ‘acuerdos’ de paz, me doy cuenta que votar por el Sí, el No, o abstenerse, si bien es un procedimiento democrático, en el fondo no es pacífico, porque implica un ganador y un perdedor, desvirtuando entonces la Ley Superior de la Paz que en realidad es el Amor Incondicional que es la única oportunidad de transformar. Y también implica una indiferencia que no es la del santo, más allá del bien y del mal, sino la del que nada le importa.

Por otra parte fueron Karl Marx y sus amigos quienes empeoran el asunto, al ser los primeros en iniciar la oscuridad de la experiencia social contemporánea al romper las estructuras del pensamiento humano de la verdad absoluta con lo que llamaron "polilogismo," (varias lógicas) en contraposición al aserto iluminado y comprobado de Jesús: “Yo soy el camino, la VERDAD y la vida”, basado en la ley superior mencionada que, expresado en forma contemporánea sería: “Yo muestro el método para vivir feliz en la vida eterna, aquí, ahora y siempre, porque no hay muerte, lo cual he demostrado; no soy juez, porque quien ama , no condena”; es decir, Jesús actuó como el mejor científico contemporáneo con hipótesis y pruebas de laboratorio en su vida, actos y cuerpo, deslegitimando el odio de clases, base del marxismo. Para desviar de esa verdad universal como experiencia, documentada en el verdadero cristianismo, y por los sabios de todas las épocas, Marx le atribuye diferentes formas de ‘lógica’ a grupos clasificados por raza, género, clase, período de tiempo, profesión, oficio, etc., además del conocido odio marxista que produjo la muerte de millones de cristianos en la URSS. Así tendríamos una ‘lógica’ alemana, femenina, comunista, judía, gringa, contemporánea; o una lógica del necesitado, el que pasa hambre, el de los medios de comunicación, el militar, el terrorista, etc. en la que la ‘VERDAD’ de cada quien, hace lo que le parece, sumiéndonos entonces en los vericuetos del relativismo moral y la desesperanza.

Frente a las pretensiones de Marx, Leonard Peikoff argumentó que el polilogismo no es una teoría de la lógica, sino más bien una negación de la misma, ya que se centra en la verdad relativa, subjetiva, en lugar de la verdad universal objetiva. Por lo tanto, el polilogismo extremo niega el principio de no contradicción, es decir, que haya una realidad objetiva. Eso explica el subjetivismo del todo se vale marxista como forma de lucha política, ejemplificado en las Farc y Timochenko. ¿Pero en dónde estaría la verdad de ese modo de pensar? Creo que por sus frutos los vamos conociendo porque a todos nos llega un especial momento de la verdad y conteo en el ring de la vida, o descubrimos el compromiso de hacer nuestro mejor esfuerzo por encontrarla. La oscuridad genera violencia; la Inofensividad y el Amor exponen el propósito fundamental del Ser.

Si pensáramos en una forma sutil de engañar, y producir oscuridad existencial, ciertamente seguiríamos al engañador por excelencia, a quien conociera cómo se podría utilizar la confusión o manipulación de las lógicas, pues en occidente, lo lógico, es el valor prevalente por excelencia. Un ejemplo de sabotaje sería infiltrar a alguien de ‘autoridad’ disfrazado de demócrata, (luz, claridad, confianza) pero que no puede dejar de pensar o sentir como: yihadista, comunista, traidor a su ‘causa' o ‘clase’ (oscuridad e intereses egoístas) porque en algún momento su ‘alma’ o ‘la esencia de su ego’ ha sido sutil o intencionalmente sustituida por otro ‘ego.’ Así funcionaba la técnica del lavado de cerebro en las escuelas de reeducación de la Unión Soviética, en los interrogatorios de los servicios secretos, algo que infructuosamente intentó Chávez en Venezuela, desde una supuesta ‘ideología’ bolivariana.

Más sofisticada, la CIA llamó a esa ‘lógica’, modo de control, y la concretó, para sus fines de espionaje, con el Proyecto Monarca que consistiría en la creación de una mente controlada esclava, que podría ser activada en cualquier momento para llevar a cabo toda acción requerida por el controlador mediante la utilización de la neurolingüística y las drogas. La metodología también se utiliza en política a través de los medios y su propaganda subliminal. Si creemos que somos ajenos a esa manipulación o control, no es sino que veamos a Venezuela y Cuba en donde la escasez de alimentos y medicinas, o las diferentes ‘oportunidades’ laborales CONDICIONA a las personas a aguantarse y aceptar las directrices políticas gubernamentales al no tener los medios para rebelarse militarmente. Como resultado cada día se las esclaviza más políticamente, convirtiéndolos en robots mentales para mantener o cumplir un objetivo gubernamental. Un ejemplo dramático e histórico de la metodología en su aplicación masiva es que a nombre de la “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, iconos de un comportamiento ético y moral, se guillotinó a miles en la “Revolución Francesa” y todavía esa incongruencia histórica y moral se mantiene como consigna del humanismo masónico. 

En La Habana, la ‘metodología indefinida de diálogo’ se presta para que se trate de distensionar al otro, cambiar su posición, distraer, que es lo que le llega a la opinión a través del chismorreo mediático. ¿Pero en qué fundamento legal, investigativo, se basan las discusiones del diálogo? ¿Se debe la pugnacidad a la emoción o a diferencias fundamentales? ¿Se dice sí ante el aburrimiento, una forma de controlar, o la razón?

Mientras tanto y a diferencia de que aquí todavía no nos tienen agarrados de las tripas como en Venezuela o Cuba, el sistema funciona en Colombia con el sentimentalismo de la ‘Paz‘(No el verdadero amor que lo demuestra en actos) como controlador en los medios para el ‘triunfo’ del plebiscito con la manipulación legal del ‘umbral’, la moral de los argumentos, la desinformación económica o institucional de la necesidad de la ‘paz.’ Ejemplo. En su columna “Paz y plebiscito con ‘p’ de pedagogía” (¿O ‘p’ de prostitución ideológica?) Vladdo miente descaradamente, manipulando así: “los que apoyamos el sí llevamos cierta ventaja, pues la defensa de la paz y la esperanza de un mejor país no causa vergüenza ni remordimiento. En cambio, los partidarios del no ¿con qué cara les explicarían a sus nietos que tuvieron la oportunidad de parar la guerra y no lo hicieron? Bastaría que los hijos y nietos leyeran la columna de Salud Hernández Mora “Votar No”, o las razones del senador Iván Duque en “Las dos posturas sobre la refrendación de la paz.” Además, “Los partidarios del no” no nos oponemos a la paz, sino a la manera como se han hecho los acuerdos, confirmada esta aseveración por el editorialista de El Tiempo cuando dice: “Y hay que añadir que por razones relativas a la metodología escogida por las partes –marcada por el hermetismo, en especial en relación con lo que se refiere a la letra menuda de lo ya firmado–, un porcentaje muy alto de colombianos todavía no tienen claro qué es lo que ha pasado en la isla y cómo lo que de allá salga repercutirá en sus vidas. “ (La campaña por el plebiscito, 07.20.16) ¿Es el editorialista de El Tiempo partidario del No? Improbable.

Otra forma de manipulación nos la da Laura Gil en su columna “Sí” (El Tiempo, 20.07.16) con generalizaciones sin fundamentos probatorios: “Votaré por el sí porque los compromisos de lado y lado resultan sensatos, coherentes, acatables y verificables. (¿Cómo lo prueba?) Nada de lo que queda pendiente por negociar puede alterar la sustancia de lo pactado. (¿Ni siquiera un plebiscito en el que gane el ‘no’?) La mesa en La Habana logró el objetivo de todo diálogo de paz: el silencio de las armas, unos beneficios jurídicos y políticos y unas reformas imprescindibles.” (Gil ignora el informe de la Fuerzas Armadas que asegura que 8.179 criminales fueron neutralizados durante 2016.) No creo que Vladdo, Gil y otros columnistas sean adláteres conscientes de las Farc. Más bien son ‘víctimas’ de lo que Plinio Correa de Oliveira magistralmente describía como el “trasbordo ideológico” inadvertido hacia el apoyo del comunismo a través del ‘diálogo’, el miedo o la simpatía por ciertas situaciones o temas sociales, los matices de opinión, los artificios mediáticos, o el TERROR como lo intentó Santos con amenazas.

En ese contexto manejado por una ‘lógica’ en la que los entrenan en la escuela soviética de negociación, conociendo también la de Harvard, los de las Farc introducen cambios estructurales, que no se notan en lo escrito, sino en las consecuencias que se pueden producir posteriormente de acuerdo con cierto manejo político de interpretaciones adaptadas a sus fines. Por eso, mientras los medios del ‘establecimiento’ hablan de ‘paz’, la guerrillera da está convencida de que los diálogos son el preámbulo para gobernar, adquirir tierras que convertirían en pequeñas repúblicas independientes. Vaya y convénzalos de que no existen las ‘causas objetivas’ que justificarían la revolución. Con un ‘choque’ de interpretaciones legales sobre la tenencia o propiedad de la tierra, tal causa se formaría. Eso puede ocurrir, porque están imbuidos de una ‘lógica’ o una ‘mente’ que pertenece a otra especie; ‘ven’ a través de esos lentes. ¿Y cómo es esa ‘mente’ que por lo pronto definiría como enemiga de la humanidad? ¿Es Santos un comunista que ama a Colombia?

1. Como en el paraíso terrenal, todos los problemas humanos empiezan con una mentira, la negociación de una falsa promesa (ser como dioses) guiada por una lógica defectuosa, subversiva, para destronar a Dios del Trono de la Verdad. Así, como preámbulo de muchos conflictos sociales, el camarada acusa de anticomunista, fascista, derechista, cavernario, y otras linduras a su contradictor para evitar un examen crítico de sus actuaciones abusivas. “Un anticomunista es un perro” decía el insigne ‘intelectual’ Jean Paul Sartre, seguramente recordando a su adorado Stalin quien aseguraba: “La gratitud es una enfermedad que sufren los perros”.
2. El comunista promulgará la igualdad entre los hombres hasta cuando llega a formar parte de la élite gobernante.
3. Al comunista nato le gusta tener el control de cualquier forma; así se explica la jerarquía inalterable y amenazadora de las Farc. Por eso en las filas dicen que corre el lema “Todos somos iguales ante la ley. Pero no ante los encargados de aplicarla,” cosa que estamos viendo con la JEP. 
4. El comunista, agnóstico o ateo militante, ha sacado de su mente la esperanza espiritual de un más allá. Es por lo tanto un redomado materialista con el que todo se vale porque no tiene un ‘supervisor’ moral. Es una estrategia para que el marxismo – leninismo tome el lugar de la religión, o el del opio intelectual. 
5. Toda la ‘educación’ comunista se resume en que los que no son de su clase, o de su parecer, son sus enemigos, genialmente ilustrada esa ceguera por Jorge Luis Borges cuando decía: “Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón.” Esa mentalidad la representa de manera ‘insigne’ César Gaviria cuando pontifica: “Banderas negras de Uribe contra proceso de paz son fascistas.” Sería la misma vaina que decir que tener voz aflautada es ser gavirista. 
6. El astuto líder comunista es un perpetuo ‘observador’ que maneja a los ‘actores’ del conflicto en el escenario político. No arriesga nada. Por lo que le es fácil imponer su parecer, al no estar aparentemente involucrado; es el consejero; el más inteligente que aquellos que se matan. Ejemplos: Álvaro Leyva Durán, Enrique Santiago Romero. 
7. El camarada siempre está en una ‘misión’ o es militante de una ‘causa’ que curiosamente es hostil o culpa de todo a la sociedad en que vivimos. 
8. El comunista es alérgico al arrepentimiento según lo testimonia Timochenko. "Cuando uno pide perdón es porque se arrepiente de haber hecho algo, y yo no me arrepiento de haber hecho lo que haya hecho", dijo al tiempo que indicó que es posible "que en determinado momento analicemos un hecho en el contexto en que se dio y decimos ahí cometimos un error en la decisión que tomamos", dijo en una entrevista con el canal internacional Telesur. Es decir, Timochenko no comete crímenes según lo determinaría el Código Penal, sino ‘errores’ de estrategia. Lo mismo decía Hitler. 
9. El comunista real se aferrará a su identidad hasta la muerte. Morir por la verdad en lugar de la propia identidad política es un martirio válido. Sin embargo, la "verdad" para el comunista no está en el reino de los absolutos; su "verdad" es afirmar e imponer su voluntad marxista sobre los demás. ¿Y cuál es la voluntad del comunista? Que solamente el marxismo debe ser amado, creído, y adorado.
10. Finalmente dispone de las diferentes técnicas de lavado de cerebro. Sobre la paz ha persistido un planteamiento monológico a base de anuncios. Si bien los anuncios contienen mensajes universalmente verdaderos sobre la paz, su intención es apoyar una determinada opinión ideológica o política fraguada en La Habana, incompleta, y que no se permite confrontarla con hechos denunciados y opiniones críticas. Por lo tanto, al no ofrecer el gobierno un cuadro equilibrado sobre el tema de la paz, se percibe ese esfuerzo como algo asimétrico, subjetivo y emocional, permeado por el interés político y personal de los negociadores. Ese panorama no genera confianza. 

Con las diferentes estrategias de esa mentalidad básica, en La Habana los camaradas creen que pueden conquistar el poder, sustituyendo, por lo pronto, un sistema de justicia que los favorezca invocando una supuesta visión de progreso. Para ello la ‘posesión’ técnica de la constitución es un paso para reeducar a la opinión colombiana en las premisas de un estado totalitario, a través de las cajas de resonancia de la prensa, creando las distracciones del caso. El abuso de autoridad presidencial, por ejemplo, es simulado con reglas constitucionales; los opositores, si bien no pueden ser detenidos, son linchados mediáticamente para inculcar la obediencia en los indecisos.

¿Cómo afrontaremos ese reto? Me he salido del contexto político tradicional y he escogido a Buda como la fuente inspiradora de la verdadera paz cuya vida la expresó en afirmaciones fruto de lo asimilado por el corazón, la esencia del verdadero Ser, en frases cortas, concisas, genéricas, para que fueran recordadas. Por eso, imitando malamente al Buda propondría los siguientes ‘sutras’ políticos para afrontar con autenticidad el presente engaño.

1. Si quiero paz sin impunidad ese DESEO debe permear todos mis actos y palabras, creando así la fuerza magnética necesaria para lograrlo, basada en la inofensividad de mi vida. Entenderé entonces que esa misión no es política. 
2. No hay nada que no pueda lograr si pongo toda mi mente y mi corazón en ese peculiar esfuerzo de vida.
3. Por eso, la verdadera paz, la paz interior, será la que me dará el poder, la convicción y la autoridad moral para lograr mis metas. Así lo hizo Gandhi.
4. Por lo tanto, libremente escojo la paz, en vez de las emociones de miedo, rabia, auto importancia, o desprecio a los otros, para declarar el verdadero poder de la paz inofensiva (en contraste con la romana) que es lo que legitima mis objetivos.
5. Soy permanentemente consciente que son mis propios pensamientos y emociones los que me pueden hacer perder mi conquista de la paz.
6. Porque en la medida en que estoy en permanente contacto con mi paz interior, de esa manera contribuyo con la paz del mundo.
7. Al estar por encima del miedo, la manipulación, el engaño, la amenaza de este o cualquier gobierno, enseño LIBERTAD democrática y limpia.
8. Frente a la CONFIANZA CIEGA que promulga el gobierno, en paz propongo LA CONFIANZA INTELIGENTE. 
9. Mi SEGURIDAD no está en la fuerza bruta, las armas, la mentira, o las mieles del dinero, sino en la PAZ de una conciencia recta, inofensiva. Tampoco soy ingenuo y sé cómo el gobernante o el aspirante a serlo aplican “Las 48 leyes del Poder”.
10. Por eso, quizá nos ayude a comprender en qué consiste la verdadera paz que libera si leemos los siguiente textos de Alice A. Bailey quien, con el Grupo de Servidores del Mundo, luchó contra Hitler, inspirada en la INOFENSIVIDAD DE BUDA, (Ahimsa es el término sánscrito para inofensividad que Gandhi tradujo como no violencia) y el texto de Gandhi que ayudaría a confrontar, con el PODER ESPIRITUAL QUE LIBERA AL PUEBLO, al otro falso poder político que pretendía engañarlo, para ESCLAVIZARLO. Por otra parte, si quieren constatar el PODER DE LA INOFENSIVIDAD GENUINA, AUTÉNTICA, que sabe que camina entre lobos, repasen el discurso del Papa Francisco ante el Senado norteamericano que hizo llorar a varios.

Inspirado por el Bagavad Gita, Tolstoi, Henry David Thoreau y su ensayo de Desobediencia Civil, decía Gandhi: “Ahi?s? o no violencia, por supuesto, implica no matar. Pero la no violencia no se refiere únicamente a no matar, sino que ahi?s? implica una abstención absoluta de causar cualquier dolor físico o emocional a cualquier ser vivo, bien sea por pensamiento, palabra u obra. La no violencia requiere una mente, una boca, y unas manos pacíficas. La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad. Es más efectiva que el arma de destrucción más efectiva que haya ingeniado el hombre.

“Literalmente ahi?s? significa no violencia hacia la vida, pero tiene un significado mucho más amplio. Significa también que uno no puede ofender a otra persona, debiendo compadecerse del otro, incluso si se trata de un enemigo. Para aquellos que siguen esta doctrina, no hay enemigos. Quien cree en la eficacia de esta doctrina halla el último estado, cuando se alcanza la meta, viendo el mundo a sus pies. Si expresamos nuestro amor —ahi?s?— de tal modo que marque para siempre a nuestro enemigo, dicho enemigo nos devolverá ese amor.” Si Gandhi entendía la inofensividad como una actitud positiva hacia las personas y la vida en general, entonces UNA PAZ, UNA CIVILIZACIÓN, UNA SOCIEDAD, BASADAS EN LA INOFENSIVIDAD nada tiene que ver con crímenes, corrupción, minería ilegal, narcotráfico, injusticia, impunidad, engaños. Por otra parte, aplicando el concepto a los buscadores de una paz mundial, decía Alice A. Bailey:

“Si la inofensividad es la nota clave en sus vidas, podrán producir más condiciones armónicas en la personalidad, que cualquier disciplina en otras líneas. La depuración drástica obtenida al alcanzar la inofensividad ayudará mucho a eliminar estados erróneos de conciencia.

“La inofensividad es la fuerza más poderosa que existe en la actualidad. No me refiero a la no resistencia, sino a esa actitud mental positiva del que no piensa mal. El que no tiene malos pensamientos ni hace mal a nadie es un ciudadano del mundo de Dios.

“La inofensividad prepara el camino para que fluya la vida; elimina las obstrucciones que impiden la libre afluencia del amor y es la llave que libera la naturaleza inferior de las garras de la ilusión política mundial y el poder de la existencia fenoménica.

“La inofensividad produce, en la vida, cautela en el juicio, reticencia al hablar, habilidad para abstenerse de toda acción impulsiva y demuestra un espíritu exento de crítica. Es decir, la persona ha perdido la capacidad de herir a conciencia. De esta manera, las fuerzas del verdadero amor y también esas energías espirituales que parecen vitalizar la personalidad pasará libremente y, en consecuencia, conducirán a la acción correcta.

“Estudien su conducta diaria, sus palabras y sus pensamientos, hasta lograr ser completamente inofensivos. Oblíguense a pensar sobre esas ideas, respecto a ustedes y a los demás, para que sean constructivas y positivas y, por tanto, de efectos inofensivos. Examinen el efecto emocional que ustedes producen sobre otros, de manera que ningún estado de ánimo, de depresión o de reacción emocional pueda dañar al semejante. Recuerden, en conexión con esto, que la aspiración espiritual violenta y el entusiasmo mal aplicado o mal orientado pueden fácilmente herir a un semejante; por lo tanto, cuiden sus tendencias erróneas y no sólo sus virtudes.

“La inofensividad a la que me refiero, y que les concierne a ustedes, no es la actividad negativa, dulce o bondadosa, como muchos creen. Es un estado mental que, de ninguna manera, niega la acción firme y drástica. Concierne al móvil e involucra la determinación de que el móvil detrás de toda actividad debe ser la buena voluntad. Este móvil puede conducir a hechos y a palabras positivas, a veces desagradables, pero como la inofensividad y la buena voluntad condicionan el acercamiento mental, no puede surgir otra cosa que el bien.

“Quien trate de practicar la inofensividad positiva, que se manifiesta en el correcto pensar (por estar basado en el amor inteligente), en el correcto hablar (por estar regido por el autocontrol), en la correcta acción (por estar fundada en la comprensión de la ley), descubrirá que tal tentativa exigirá todos los recursos de su ser y tomará mucho tiempo realizarlo. No es la inofensividad que proviene de la debilidad y de una disposición sentimental afectiva, que rehúye las molestias, porque trastorna la armonía establecida de la vida. No es la inofensividad del hombre o mujer negativos, impotentes y poco evolucionados., que no tienen el poder de perjudicar, por estar mal equipados para hacer daño.

“Al contrario, la inofensividad brota de la verdadera comprensión y control de la personalidad por el alma, la que lleva inevitablemente a la expresión espiritual de la vida diaria. Emana de la capacidad de penetrar en la conciencia y en la comprensión de nuestro prójimo y, cuando se ha logrado, todos se perdona y no se pierde de vista el anhelo de ayudar y auxiliar.

Por lo tanto, habrán visto por qué he señalado tan enfáticamente la necesidad de la inofensividad, pues es el método científico por excelencia, de limpiar la casa, purificarnos internamente y permitir la entrada de energías superiores.”

Por lo anterior, si la paz estuviera inspirada en un desinteresado espíritu de inofensividad, muchos de sus ‘defensores,’ verdaderamente ‘altruistas’, no se comportarían como lo hacen; no escucharíamos las voces egoístas que nos dicen que todo es urgente; más bien oiríamos voces que nos dicen que las oportunidades de la paz son permanentes y nos guiarían a identificarlas; es decir nos mostrarían escenarios diferentes en espíritu y estilo, a lo que se cuece, se vocifera o dice desde La Habana, como Santrich, por ejemplo.

Porque en la isla todos los días sirven la misma sopa: costilla de discusión; hígados del otro; corazón en salsa de opositor; ajos y más carajos, etc.; no saben hacer cosas que generen confianza, cambios, o inspiren entregas a una causa noble. Si allí verdaderamente se estuviera trabajando el ‘material’ de la paz, ¡QUE ES LA VERDADERA NEGOCIACIÓN!, transmitirían calma, no ansiedad; y esa luz no tendría por qué mantenerse en secreto; nos produciría una seguridad real basada en los buenos actos y actitudes de ese equipo con la opinión, las víctimas, la oposición. Percibiríamos que no buscan un triunfo personal o político sino una satisfacción general; no estarían las FARC ansiosas de recompensas personales, garantizadas y eternas, como si el ‘cielo’ fuera algo político, sino que se interesarían en compartir el proceso con el país y no solo con sus filas. Es decir, serían verdaderos CONVERSOS de la paz; creerían en ella. Pero en cambio son como algunos malos curas: predican, pero no aplican.

Por eso digo ¡SÍ! a esa paz basada en la inofensividad, no en la ausencia de muertos, porque todos moriremos algún día; y digo ¡NO al contubernio indecoroso con la mentira! ¡NO a la violencia de la inmoralidad cínica y sonriente! Porque la inofensividad que queremos profesar no nos ha impedido ver que para producir necesitamos tener autorización de quien no produce nada, las Farc y sus extorsiones; la inofensividad nos vuelve dolorosamente sensibles cuando comprobamos que el dinero es para quien negocia, no con bienes, sino con favores: la mermelada; o constatamos que cuatro años de bonanza petrolera se esfumaron. Cuando nos damos cuenta que muchos son ricos por sobornos e influencias, carruseles y carteles, más que por el trabajo; y que las leyes no nos protegen de ellos, sino que por el contrario, son ellos los que están protegidos (JEP). Cuando vemos que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en auto sacrificio mediante la persecución a los que disienten de ese estado de cosas; entonces la inofensividad nos dice, sin temor a equivocarse: recen con todo el corazón porque esta sociedad está condenada a seguir sufriendo, al faltarle la verdadera paz del corazón y las buenas costumbres, no importa qué acuerdos se firmen; y, sobre todo, porque los que ahora se quieren montar al trono moral de la paz, dar cátedra y otorgar diplomas, no conocen ni practican el ABC FUNDAMENTAL del asunto.

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