Guerrilla: Hora de definirse

Con infames tiros de gracia fueron rematados siete policías por miembros del frente 58 de las FARC e integrantes de la banda criminal Los Urabeños en Montelíbano (Córdoba). Se trata de dos organizaciones que decidieron unir esfuerzos en esta región limítrofe entre Córdoba y Antioquia para así aumentar las ganancias que les dejan diversas actividades ilegales, sobre todo el narcotráfico.

El triste episodio deja un interrogante cuya respuesta está estrechamente ligada al desarrollo de las negociaciones de paz en La Habana: la evidente distancia entre la narrativa que han construido los integrantes de las FARC en la mesa de diálogo sobre el lugar del narcotráfico en el funcionamiento de su organización y lo que ataques como éste ponen en evidencia.

Bien harían los voceros de la guerrilla en sentar una posición frente al rumbo que han tomado las actividades del frente 58.

La persistencia de la contradicción que percibe la opinión entre lo plasmado en el texto del acuerdo sobre la solución del problema de las drogas ilícitas y el accionar de esa célula de las FARC está destinada a convertirse en obstáculo para el avance del proceso de paz.

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