¡No más terrorismo, queremos justicia!

Existen gobernantes de antecedentes impecables con historias de vida llenas de virtudes que de pronto cometen actos reprobables y hasta monstruosos, estos por lo general están llenos de ambiciones de poder y suelen ser factores decisivos para torcer el camino correcto de los pueblos, ya que suelen olvidarse de la ética, la moral y las buenas costumbres, a pesar de haber llegado al poder de la mano de hombres de honor, caen en la tentación de meterse en proyectos reprochables con terroristas, que como buitres con experiencia y el código moral hecho pedazos, le venden el alma al diablo con tal de conseguir indignos objetivos.

Colombia durante el mandato de Álvaro Uribe, mantuvo una prolongada lucha contra la guerrilla de la Farc, con grandes éxitos que obligaron a los irregulares a buscar acercamientos y acuerdos estratégicos con el actual gobierno, pero este no ha sabido entender correctamente los mecanismos de racionalización del terrorismo, ya que los mismos ante las ofertas de dialogo que les manifiesta el gobierno, lo interpretan como un síntoma de debilidad del Estado que no demuestra capacidad para erradicar la violencia, incentivándose el ánimo en la organización criminal que interpretan como positiva su estrategia, ya que hasta el momento es más lo alcanzado por ellos, que el éxito del entregado gobierno de Juan Manuel Santos.

Para el presidente Santos y su Ministro de la Defensa los actos criminales de las Farc son más razones para continuar el dialogo en la Habana, y en función de esa extraña lógica, los terroristas evalúan como eficaz su última acción de asesinar a nuestros soldados desprovistos de apoyo por órdenes de alto al fuego desde el palacio de Nariño, lo que incentiva a la organización criminal a continuar su estrategia de sembrar el terror que impulsa al gobierno al dialogo, y a ocultar los costos que semejante acuerdo le produce a nuestras fuerzas militares y al pueblo Colombiano, ya que los terroristas logran más concesiones luego de estos actos criminales, pues les reportan beneficios ante el presidente, logrando sustituir el respeto a los valores democráticos, por la utilización de la muerte a jóvenes militares y civiles como el mejor argumento político frente al gobierno.

Definitivamente el presidente Santos es uno de esos extraños seres humanos con un misterio muy difícil de explicar al pueblo Colombiano, ha sido generoso con los narcoterroristas y asesinos de las Farc, que emboscaron a nuestros mártires soldados, y diametralmente opuesto con millones de Colombianos que viven permanentemente un estado de abandono, zozobra e inseguridad total, no terminamos de entender las motivaciones reales por inexplicables desde toda lógica, su comportamiento es perverso, incentiva la permanencia de la amenaza terrorista ya que su violencia criminal siempre será recompensada por el gobierno con otra oportunidad para continuar dialogando en la mesa de la ignominia, mientras el pueblo reclama en todo el territorio nacional: ¡No entregue a Colombia!, ¡No les de otra oportunidad!, ¡No más terrorismo, queremos justicia!.

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