PELIGRO CONTINENTAL

Desde principios de los años ochenta venimos repitiendo, con información creciente y veraz, que el narcotráfico se convertía en el peligro más serio para nuestras sociedades. Para entonces nuestra referencia fundamental era Colombia. La alianza operacional entre las mafias del narcotráfico con los sectores terroristas de las FARC, el ELN y sectores bien determinados del paramilitarismo, permitían el certero diagnóstico. Lo hacíamos pensando básicamente en Venezuela, pero nos quedábamos cortos.

Hoy se trata de una realidad continental y mundial. Maneja más recursos que la industria petrolera globalmente considerada. Sus tentáculos han penetrado gobiernos y oposiciones, sectores sociales, empresariales, religiosos y, sobre todo, militares para garantizar la impunidad que gozan. En algunos países, Colombia por ejemplo, la batalla ha sido existencial y relativamente exitosa. Las operaciones han disminuido sensiblemente por radicales acciones oficiales y también, al haber desviado sus planes y tentáculos hacia países vecinos como Venezuela, Centroamérica y también hacia los grandes y pequeños mercados del sur del Continente. Los medios de comunicación han dado cuenta exhaustiva en base a los organismos especializados.

El caso venezolano es dramático. El país se ha convertido en enorme depósito de drogas para consumo interno y exportación a Honduras, México, Estados Unidos y Europa, especialmente España y Francia. La participación militar está en boca de los medianamente enterados del problema. Ese ingenio popular creó la figura de “El Cártel de los Soles”, atribuyéndoles a unos cuantos generales las responsabilidades máximas de cuanto ocurre.

A cada oficial denunciado el régimen de Chávez y ahora Maduro, optaba por premiarlo. Los ascendía dentro de la jerarquía militar o simplemente les atribuía nuevas responsabilidades políticas o administrativas para demostrar el apoyo total. Por supuesto, algunas de los señalamientos más graves y formales, han sido de la DEA y de la Audiencia Nacional de la justicia española. Según el régimen venezolano, se trata de guerra imperialista para liquidar la revolución castro-comunista de Venezuela. Quienes en el país hemos pedido investigar a fondo, somos acusados de complicidad y hasta de traición a la patria, estigmatizados y sometidos al silencio de unos medios de comunicación cada día más controlados por el oficialismo. En lo personal fui condenado a dos años de prisión, tengo cuatro sin poder salir del país sin pasaporte y todo por pedir a Chávez que le prestara a la Audiencia española la ayuda solicitada.

Pero la justicia es como el trapiche de Dios. Lenta pero segura. Acaba de ser detenido en Aruba a petición de Estados Unidos, el Mayor General Hugo Carvajal. De la intimidad chavista, enlace con las FARC, director de Inteligencia Militar, de Contrainteligencia Militar y recientemente designado cónsul general en Aruba, pero rechazado y sin place. Caen las caretas.

oalvarezpaz@gmail.com  Sábado, 16 de julio de 2014

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar