REALISMO MÁGICO

La expresión contenida en el título adquiere cada día mayor vigencia en estas tierras Suramericanas. No se trata sólo del Macondo de Cien Años de Soledad, ni de cuanto García Márquez pretendía trasmitir con su tan estrafalario como brillante estilo literario. No, se puede aplicar a nuestras realidades y, en especial, a las relaciones entre Venezuela y Colombia.

La semana pasada se realizó una nueva jornada UNASUR en Caracas. Ali Rodríguez Araque, quien fuera guerrillero en la década de los sesenta, ministro y embajador tanto de Hugo Chávez como de Maduro, entregó la secretaría general del organismo para asumir de nuevo la embajada en Cuba, a Ernesto Samper, cuestionado expresidente colombiano quien no ahorró palabras para alabar al régimen venezolano, especialmente a Nicolás Maduro cuyo desprestigio ha incrementado un rechazo ampliamente mayoritario en la nación. Entre otras cosas, ofreció mediar con la oposición para que se siente de nuevo a conversar con un gobierno que no ha sido capaz de cumplir ninguno de los compromisos adquiridos luego de la conversación del primer semestre del año.

Más que la incertidumbre generada por las declaraciones de Samper, es legítimo preguntarse para qué sirve UNASUR, más allá de ser otro club de gobiernos que al margen de la voluntad de los pueblos se protegen construyendo redes de complicidad solidaria. El gobierno colombiano acaba de cometer un insólito atropello en contra de dos dirigentes estudiantiles venezolanos quienes, acosados por la persecución oficialista y las amenazas de muerte, se fueron a Colombia en busca de espacios de libertad y democracia que les son negados en su propio país. No son asesinos, ni ladrones, ni terroristas. Sin proceso judicial ni policial previos, sin aviso ni posibilidades de defensa, fueron secuestrados por las autoridades colombianas y entregado cobardemente al Servicio Bolivariano de Inteligencia, SEBIN, donde se encuentra detenidos bajo acusaciones improvisadas luego de varios días de no ser vistos ni siquiera por sus familiares más cercanos.

La Venezuela democrática ha elevado su protesta nacional e internacionalmente. Ha rechazado con tristeza esta nueva decisión del gobierno presidido por Juan Manuel Santos, sin precedentes en la historia contemporánea. En este marco se produce la reunión de UNASUR y la presencia en el país de Ernesto Samper. Tenemos derecho a exigir mayores explicaciones sobre sus declaraciones, pues actúa como representante oficial de Colombia y ahora, como secretario general de esta inútil organización. Lamentablemente, pareciera que estamos solos en esta parte del mundo para las cosas que realmente importan. Es bueno recordar que Venezuela ya está sin petróleo, sin sus derivados y sin dólares para seguir comprando solidaridades políticas. Quienes siguen en ese juego perderán el esfuerzo.

oalvarezpaz@gmail.com  Sábado, 13 de septiembre de 2014

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