Revanchismo y terquedad del Alcalde Petro en Bogotá

Como último recurso ante la derrota que sufrió el alcalde Petro por parte de la minoría taurina, que consigo la reapertura de la plaza de toros para espectáculos taurinos, mediante sentencia de la corte constitucional T-296/13 conocida el 2 de septiembre de 2014 y ratificada en sala plena el 4 de febrero de este año, el burgomaestre llevo al concejo de Bogotá la propuesta de una consulta popular para acabar con el toreo, la cual se llevaría a cabo el 25 de octubre día de las elecciones regionales, como se dice coloquialmente para sacarse el clavo, iniciativa que fue rechazada por la registraduria por falta de recursos y tiempo, en esa fecha.

Petro busca que dicha consulta sobre las corridas se convierta en una revancha en contra de los taurinos, porque estos mediante una huelga que hicieron los novilleros al frente de la Santamaría que duro 117 días el año pasado, lograron un éxito monumental en contra de un funcionario que se mostraba invencible, recordando que el Procurador lo destituyo en diciembre de 2013 por el caos con las basuras, pero convocando concentraciones de miles de personas en la plaza de Bolívar, el alcalde consiguió dilatar dicha destitución, y además logro unas medidas cautelares de la comisión interamericana de derechos humanos(CIDH) que no son de obligatorio cumplimiento, pero que las autoridades Colombianas las asumieron como vinculantes.

Cuando el Alcalde de Bogotá intento boicotear la huelga de los novilleros, convocando manifestaciones al frente de las carpas, fracaso estruendosamente, ya que la concurrencia fue muy escuálida y los huelguistas no se dejaron amedrentar, siendo una situación asimétrica a lo que le ocurrió con el procurador al cual le monto manifestaciones concurridas en su contra, por varios días una vez se conoció la destitución, resaltando que la Huelga al frene de la Santamaría fue orientada por UNDETOC (unión de toreros de Colombia) contando con toda la solidaridad de la federación sindical UTRECOL (unión de trabajadores colombianos del espectáculo y la comunicación).

Con la consulta sobre la eliminación o la aceptación de las corridas de Toros, Petro buscaría reencaucharse políticamente ante lo magro de su administración y trataría de ocultar la ineptitud con la que ha manejado a Bogotá, cuya gestión ha sido bastante deplorable, porque independiente de que a los ciudadanos les guste o no la fiesta brava, el alcalde quiere convertir un asunto que no es prioritario, en plataforma electoral para el 2018, de ahí que el concejo de la ciudad no puede dejarse manosear por los caprichos de Petro, que se considera un iluminado chavista y por eso mediante la demagogia viste las ideas cortas con grandes palabras, como diría Abraham Lincoln.

El cierre de la plaza de toros por parte de la administración capitalina desde el 2012, le puede traer problemas más adelante al estado Colombiano, ya que se vulnero el derecho al trabajo por no haber una consulta previa con los taurinos y dejar a miles de personas sin empleo, con lo cual este caso podría ir a la conferencia de la OIT, de la misma forma se desconoció la convención de la UNESCO del 20 de Octubre de 2005,que se refiere a la protección y promoción de la diversidad cultural y para completar se está violando la declaración de las Naciones Unidas de 1992 aprobada por consenso, que hace referencia a las minorías culturales, las cuales deben de ser protegidas por el estado.

El alcalde dilato la reapertura de la Plaza de toros, demorando las obras de reforzamiento estructural que debían comenzar desde el 2012, pero como quería acabar con las corridas de manera caprichosa, hasta hace pocos días empezaron las obras que pueden durar 18 meses, entonces el capitulo taurino debe de quedar cerrado con Petro, ya que cada día trae su afán y será al nuevo Alcalde que se posesiona el 1 de enero de 2016, a quien le corresponde definir todo lo relacionado con la Santamaría, porque Petro lo que quiere es revancha y buscar dividendos políticos con la consulta popular sobre la fiesta brava.

Al ser la ley 916 o reglamento taurino de 2004 de carácter nacional y que manifiesta claramente que el toreo es una expresión cultural, el concejo de Bogotá no estaría facultado para estudiar la convocatoria a la consulta popular, además la ciudad tiene tradición taurina que es respaldada por la sentencia 889/12 de la corte constitucional, por lo cual se tendría que hacer una consulta en todo el país para aceptar o rechazar la fiesta brava.

Sin embargo por ser la tauromaquia una minoría cultural reconocida por la UNESCO y otros organismos, es un despropósito hacer una consulta, ya que en ese caso también cualquier resentido podría promover consultas en contra de otras minorías como las religiosas, étnicas o lgtb, por ello dentro de una nación civilizada hay que respetar la diversidad, porque el tiempo será el que tendrá la última palabra sobre la permanencia o desaparición de cualquier minoría cultural, pero sin caer en esas actitudes desesperadas como las del Alcalde Petro, quien saldrá del cargo con un gigantesco desprestigio producto de la improvisación y chamboneria y ojala que quien lo suceda no siga las mismas mañas de esa llamada izquierda.

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