Separar la lucha social de las negociaciones en la Habana

A raíz de la convocatoria del Paro Nacional que hizo la CGT (confederación general del trabajo) cuya fecha será fijada próximamente, en contra de las medidas lesivas adoptadas por el gobierno de Santos, que afectan a la gran mayoría de la población, ha surgido el conocido oportunismo de sectores que tradicionalmente se les ha denominado “mamertos” quienes quieren incluirle a la protesta Social el respaldo a las conversaciones de paz entre las Farc y el gobierno, y solicitan que se abra de inmediato diálogos con el Eln, lo cual desvía completamente el contenido de la lucha popular, ya que la narcoguerrilla no representa los intereses del pueblo, y en la Habana lo que se negocia es la paz política para la terminación del conflicto, pero al interior de Colombia las organizaciones sociales legales, buscan las reivindicaciones inmediatas e históricas para la paz social, o sea que no se puede caer en un galimatías ante la justeza de las luchas populares.

Es bien sabido que para los militantes del comunismo totalitario a un Paro Nacional como el que se está programado, pacifico, democrático y pluralista, lo pretenden convertir en una huelga política general siguiendo la cartilla leninista, por eso a esa secta se debe de aislar, ya que sus intereses burocráticos son diametralmente opuestos al querer de los trabajadores, pues la protesta pacífica es el común denominador en una sociedad avanzada, mientras que los intereses del grupo de marras tiene objetivos abyectos.

En la Habana las negociaciones son entre una elite criminal y el gobierno Colombiano, y ojala se llegue a un acuerdo, pero eso no es parte de la agenda de los trabajadores que dentro de la independencia y la democracia sindical, no pueden servir de herramienta para satisfacer apetitos burocráticos de movimientos políticos, que han sublimado la violencia y mucho menos de quienes están en la ilegalidad como es el caso de las Farc, que también ha sido un verdugo de los trabajadores en 51 años de conflicto.

La autonomía de los trabajadores y de las masas es de vital importancia para el desarrollo exitoso de la lucha social, y las soluciones a las múltiples dificultades por las que atraviesa la población se convierten en puntos cardinales, como: el aumento del salario mínimo, el cumplimiento por parte del gobierno de los pactos firmados con los campesinos, los camioneros y pensionados, reversar la venta de Isagén, el control de precios a los productos de primera necesidad y una política asertiva para reducir los índices de desempleo e informalidad, por ello hay que reactivar el Comando Nacional Unitario, conformado por la CGT (confederación general del trabajo) la CUT (central unitaria de trabajadores de Colombia) la CTC (confederación de trabajadores de Colombia) y la confederación democrática de pensionados CDP para organizar de manera unitaria y solidaria el Paro Nacional.

La CGT central obrera con mayor capacidad de convocatoria, atraves de su presidente Julio Roberto Gómez, ha sido enfática en señalar que el Paro Nacional no es en contra de la población ni del proceso de paz, demostrándose la madurez sindical, de ahí que se deben separa sin ambages la lucha social como lo es el Paro Nacional de las negociaciones de La Habana, para que el gobierno no pueda seguir ignorando su total responsabilidad en la crisis social que afecta a las mayorías nacionales.

Antes de la realización del Paro Nacional hay que desarrollar importantes movilizaciones, como se dice popularmente para “calentar la calle” subrayando que se le debe de presentar al gobierno un pliego de peticiones por parte del Comando Nacional Unitario, con los puntos anteriormente expuestos, buscando acumular fuerzas para la gran jornada. Precisando nuevamente que de ninguna manera se le pueden colgar al Paro Nacional, aspectos partidistas o de grupos políticos como pretende el extremismo marxista con los diálogos de la Habana, porque los trabajadores se representan a ellos mismo, y el sindicalismo no puede ser activo de ningún partido político, eso sí reconociendo el pluralismo.

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