Si me aclaro

Vamos a ver. La subversión que negocia en La Habana no se está sometiendo. No. El Gobierno, sin embargo, dio a entender lo contrario desde un principio: habló de penas, habló y habla de entrega de armas, de confesión, reparación, no repetición y todo lo demás.

Pero ahora se ve claro que el Gobierno no está en La Habana aceptando rendiciones; está negociando, otorgando derechos, en una palabra, perdiendo la guerra defensiva, y la subversión está ganando la suya, sin mayor esfuerzo al final. Se hace mención de un enfrentamiento prolongado de más de 50 años, aunque me temo que no se trate exactamente de la misma guerra, de las mismas razones y, por supuesto no, de los mismos actores.

Es preciso reconocer que en su defensa institucional (el país defiende una historia de consolidación democrática, larga y reconocida), las milicias de la República han cometido graves errores, en especial cuando algunos de sus cuadros han aceptado la colaboración de grupos paramilitares, con el fin de hacer guerra irregular, al igual que los subversivos, esto es, sin mayores escrúpulos.

En este punto, desenredando ovillos, quisiera ver claro en el asunto de los falsos positivos. Crimen estrafalario, como ninguno en la historia de las guerras. Pero mírese bien: tales asesinatos, horrendos e inimaginables, se cometieron contra pobladores civiles, no contra insurrectos armados. Las víctimas fueron pacíficos ciudadanos en busca de trabajo, a los que engañaron militares de la peor laya, a cambio de compensaciones de cuartel. Una sombra espantosa, reforzada por lo numeroso de los casos, se cernió sobre la reputación de las fuerzas, pero no es la guerrilla la que está legitimada para reclamar por ello, no habiendo sido la afectada, ni tampoco deben equivocarse quienes se impusieron la tarea de escribir una novedosa historia del conflicto armado.

Ha habido equívocos en todo. Nunca se dijo que se trataba de negociar de igual a igual con una guerrilla que enfrenta las mayorías nacionales. Solo que armada. Se dijo desde un principio que no habría ni asamblea constituyente ni reformas estructurales ni de las fuerzas militares; se negó el cese bilateral, que hoy se ha puesto en práctica, en fin, se le prometió a la ciudadanía un fácil arreglo en pocos meses y no convertirse en rehenes de la negociación, lo que finalmente ha ocurrido. Se engañó a la Nación y se dejaron ver desvíos de vanidad en el jefe del Estado por apersonarse de la paz y así prolongar su mandato, del que se dijo estaba atado a ese bien supremo.

La paz es necesaria, pero no se puede jugar a un armisticio con concesiones inclusive territoriales que deslizarían la República democrática hacia el socialismo, implementado en Venezuela o en Cuba, la oferente del hospedaje para los acuerdos, que amenaza su neutralidad.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar