Solución de dos males sistémicos

Es urgente tomar decisiones definitivas frente a Caprecom y Saludcoop.

Caprecom y Saludcoop son dos males sistémicos de la salud en Colombia, que requieren tratamiento inmediato. Su estructura, su situación y sus desenlaces demuestran, con sobrada evidencia, que son entidades que desequilibran negativamente el ya de por sí frágil sistema sanitario nacional.

Estas son las empresas más grandes en cada uno de los regímenes a los que pertenecen: Caprecom, con 3,5 millones de afiliados del régimen subsidiado –los más pobres– en 744 municipios; y Saludcoop, que responde, en el contributivo, por casi 7 millones de personas en todo el país. Sumados, ni más ni menos, la cuarta parte de la cobertura en salud.

Esos números, por sí solos, definen que son las que regulan el sector. Lo preocupante es que sus indicadores y sus finanzas arrastran hacia abajo a todo el sistema, y lo más grave es que las dos están en manos del Gobierno. Caprecom, por ser de carácter estatal, y Saludcoop, intervenida por la Superintendencia Nacional de Salud desde el 9 de mayo del 2011.

Pero basta una mirada superficial y objetiva a su situación para concluir que de continuar como están, el perjuicio será peor. Caprecom –que ha sido calificada como una de las empresas más corruptas e ineficientes– tiene un patrimonio negativo de 991,5 mil millones de pesos, un margen de solvencia en rojo superior al billón de pesos y unas cuentas por pagar (la mayoría, a los hospitales públicos) superiores a los 720.000 millones de pesos. Cifras que, sin mayores análisis, son causales francas de disolución.

Saludcoop, a su vez –de acuerdo con el balance de 31 de diciembre del año pasado entregado a la Supersalud–, tiene un patrimonio negativo que bordea los 331.000 millones de pesos y un resultado operativo de menos 194.000 millones de pesos, lo que la ubica en un lugar de franco riesgo.

Si a lo anterior se le agrega que las dos entidades son foco permanente de discusiones jurídicas y políticas, por culpa de su estado y de la aplicación inocua de medidas para salvarlas por parte de sus responsables –lo que genera incertidumbre a todo nivel–, es pertinente decir que la situación exige decisiones definitivas del Gobierno.

La salida de Caprecom del Chocó debido a su ineficiencia y por la intervención dolosa de politiqueros y corruptos (cosa que les sucede a muchos otros departamentos), y el vencimiento de otro año de intervención de Saludcoop (que se cumple el 9 de mayo) son buena coyuntura para actuar con seriedad frente a ellas.

Existen herramientas legales suficientes y válidas, en manos del Ministro de Salud, del silencioso Supersalud y del Congreso, para tomar las determinaciones necesarias. Por menos se liquidó el Seguro Social. No es justo para el país seguir sosteniendo una entidad como Caprecom, que cada día les cuesta más a todos los colombianos por causa de su vergonzosa operación. Saludcoop, como se ve, llegó a su límite. Sus pérdidas y sus deudas con el Estado (1,5 billones de pesos, de acuerdo con sanción de la Contraloría) dicen que el Gobierno no puede seguir con ella. Prolongar su intervención sería un gran error, en contra de todo el sistema de salud.

No la tiene fácil el Gobierno. Pero 10 millones de afiliados y, por extensión, la estabilidad del sistema de salud exigen la cura para dos de sus más grandes males.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar