Virajes de Santos

Los puntos de vista del presidente Santos frente a la paz de La Habana son cada vez más confusos y opuestos a las exigencias de las Farc. Una de dos, aquí no se firmará ninguna paz, o si acaso se firmare algo, implicará nefastas concesiones como tolerar el narcotráfico.

A última hora, tanto Santos como Humberto De la Calle, anunciaron que las Farc estaban dispuestas a entregar las armas –no a dejarlas como hasta ayer- y a aceptar las penas alternativas del abanico ofrecido, el que de acuerdo con Santos se negociará con ellos en su momento.

Los medios de comunicación se apresuraron a afirmar que, por fin, el expresidente Álvaro Uribe había cambiado de opinión sobre el tema de la entrega de armas y las penas alternativas. Falso, quien cambió de opinión fue el Gobierno de Santos, ante el clamor nacional expresado por su impopularidad en las encuestas y ante la prohibición de los indultos y las amnistías en la legislación internacional.

Ya en la entrevista concedida a Claudia Gurisatti para Noticias RCN, consideró Santos como sensata la propuesta del expresidente Uribe, consistente en la concentración de las Farc en zonas verificadas y monitoreadas. Pero antes de concentrarlos, temía él, con razones de sobra, que continuáramos estancados solo en dos puntos, justicia y terminación del conflicto.

De lo anterior se concluye que sí puede haber consenso en el país en tres puntos, entrega de armas, penas alternativas y zonas de concentración. Pero al escribir esta nota, aún falta la reacción de las Farc ante esta posibilidad.

Simultáneamente planteó el doctor Juan Gómez Martínez una idea que puede resultar muy útil para una paz efectiva. Como pena alternativa propone él dedicar a las Farc a desminar el país, a remover todas las minas antipersonal que han colocado, bajo la vigilancia de las Fuerzas Armadas y, además, comprometerse a erradicar los cultivos de coca, bajo la supervisión de la Policía Nacional.

Ha defendido el presidente Santos a capa y espada la verificación y el monitoreo a cargo de la ONU y de Unasur de las zonas de concentración. Para no pocos colombianos, la ONU es una cantera de la izquierda, y con relación a la Unasur, el futuro es incierto. Porque a Uruguay, actual presidente pro tempore de Unasur hasta el 4 de diciembre de 2015, bien lo puede suceder la tenebrosa Venezuela. Recordemos, además, que el secretario general de Unasur todavía vive bajo la sombra del “elefante”. Por ejemplo, sostiene este que Venezuela es una democracia y que allí sí existe la separación de poderes.

Las estrategias de Santos, sus frecuentes e inciertos virajes han prolongado un proceso que se estimó que no duraría más de cuatro meses, se saltó a sumar 32 meses, entre tanto, la seguridad del país se ha deteriorado. No parece ser que marchemos “mejor que nunca antes”.

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